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La Breña y el mar: el encanto de la costa gaditana

Parque Natural de La Breña y Marismas del Barbate

Desde el entorno de Barbate a Caños de Meca y tierra adentro hasta Vejer, al sur de la provincia de Cádiz, el Parque Natural de La Breña y Marismas del Barbate, con un paisaje  de monte de pinos en su parte superior y una franja marítima abierta al atlántico, con sus olas, mareas, acantilados, marismas y dunas, es el entorno idóneo para los campistas que buscan unas vacaciones alejadas del bullicio, la masificación y los edificios altos. El lugar en el que la luz, el aroma del mar, el viento y cierto aire bohemio seducen a parejas, grupos de amigos y familias con niños.

La Breña y las Marismas

Mirador de Trafalgar Hasta cinco ecosistemas diferentes: marino, acantilado (incluye el más notorio del Atlántico andaluz, con 100 metros de altura), pinar, marismas y sistemas dunares forman el paisaje del Parque Natural. Así, el pinar de La Breña, el mayor de Cádiz, se extiende hasta bordear el acantilado. Todo un espectáculo que deleitará nuestros sentidos y cuya visita es libre. El mejor acceso para recorrer el parque se realiza desde Barbate, y a través de senderos de suelo de tierra arenosa, como el  de Jarillo-Torre de Meca. se alcanzan puntos como el mirador de Trafalgar, donde podemos ver la Torre de Meca, de casi 11 m de altura (s. XVII) y disfrutar de una hermosa panorámica de las cercanas torres de Trafalgar y del Tajo, y del Atlántico que se extiende hasta las cercanas costas africanas, con el tómbolo de Trafalgar y su faro como hitos históricos que recuerdan tanto la batalla que enfrentó a la flota franco-española contra la armada británica en 1805 en este punto, como el modo de vida de las gentes de la zona desde entonces, basado en la pesca y los oficios en el mar.

Playas de arena fina

Volviendo a la costa, podemos disfrutar de eternas jornadas de playa en arenales casi vírgenes y aún no demasiado tocados por las aglomeraciones turísticas, como las playas de Zahora, La Mangueta, El Palmar o el Faro de Trafalgar, o las preciosas calas de Roche, una sucesión de pequeñas calas entre las localidades de Conil de la Frontera y Chiclana, cada una con su nombre propio, íntimas, bien cuidadas, sin chiringuitos ni tumbonas. Una zona aún poco explotada en la que la arena fina, las olas del mar y el sabor a sal permiten olvidarse del día a día y fundirse con el mar.

Tras disfrutar de sus transparentes aguas, podemos recorrer todo el litoral, donde nos aguardan mágicos atardeceres y días coloristas, y escoger uno de los restaurantes de la zona para saborear los frutos del mar y la tierra: atún de albadraba encebollado o preparado de distintas maneras, pescado frito, chipirones o chocos a la plancha, mojama, carnes de retinto…

Vejer de la Frontera

Si nos dirigimos un poco al interior, encaramado sobre una colina se encuentra uno de los pueblos más bonitos de toda la provincia: Vejer de la Frontera. Con un entramado medieval de callejuelas estrechas y casas blancas, la localidad cuenta con algunos puntos desde los cuales divisar espectaculares panorámicas de la comarca de La Janda. Tanto si vamos en coche como en autocaravana, recomendamos dejar el vehículo en el aparcamiento disuasorio que hay a la entrada del pueblo y pasear por el interior del recinto amurallado, que conserva sus cuatro puertas originales de acceso a la antigua ciudad, visitando sus principales monumentos: iglesia del Divino Salvador, castillo árabe, convento de las Monjas Concepcionistas, casa palacio del Marqués de Tamarón y casa del Mayorazgo, de bella portada barroca y típicos patios cuajados de flores y ambiente vecinal.

Dónde dormir

Camping Pinar de San José: frente a la playa de Zahora y a los pies de la breña. Un establecimiento de primera con unos cuidados servicios y mejor trato. Situado en la carretera de Vejer-Caños de Meca. Km 10,2.

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