Bélgica: de Waterloo a Brujas

    Bélgica 7La envidiable situación geográfica de Bélgica, justo en el centro de Europa, ha convertido el país en un centro neurálgico de referencia a lo largo de la Historia. Nuestra ruta comienza precisamente en Waterloo, una ciudad clave para entender la evolución del Viejo Continente desde principios del siglo XIX a la actualidad.

    En estas tierras se libró la batalla que pondría fin a las aspiraciones imperiales de la Francia de Napoléon Bonaparte, con la victoria de las tropas británicas del duque de Wellington el 18 de junio de 1815. Para conocer un poco mejor el desarrollo del enfrentamiento, recomendamos dirigirse hacia el sur de la localidad, donde se encuentra la Colina del León de Waterloo, un monumento conmemorativo de 40 metros de altura, al que se accede subiendo una escalera de 226 peldaños. Justo enfrente hallaremos el Museo de Cera y el Panorama de la Batalla de Waterloo, un edificio de forma circular en cuyo interior hay una pintura de Louis Dumoulin con todas las escenas de la contienda.

    En el centro de Waterloo es imprescindible dedicar unas horas a visitar el Museo Wellington, un antiguo edificio que el general británico utilizó como cuartel general y que actualmente ofrece a los visitantes la posibilidad de conocer de primera mano las armas y los grabados de la época. Cuenta también con una sala multimedia en la que se reviven los acontecimientos más importantes de la batalla. Para los que quieran conocer también el lugar de trabajo de Napoleón, aconsejamos tomar la carretera N5 hacia el sur durante 15 kilómetros. Llegaremos a Genappe, donde sigue en pie el último cuartel general del emperador, una antigua granja que todavía hoy conserva recuerdos personales del francés y objetos que se usaron durante la disputa.

    Turismo cultural en Bruselas

    Bélgica 2La misma carretera que nos ha traído a Genappe, pero en sentido contrario, nos llevará hasta Bruselas en apenas media hora de trayecto. La capital belga, que acoge las sedes del Parlamento y la Comisión europea, aglutina una gran variedad de atractivos turísticos en su centro histórico. Por eso, aconsejamos aparcar la autocaravana a las afueras y empezar la visita desde la plaza más concurrida de la ciudad: la Grand Place. Con una mezcla de estilos artísticos que van desde el renacentista al gótico, la plaza está rodeada por majestuosos edificios, como el Ayuntamiento o la Casa del Rey. Muy cerca de la Grand Place se encuentra el legendario Manneken Pis, una pequeña estatuilla de bronce de apenas 50 centímetros de altura en la que se ve a un niño orinando dentro de la pila de una fuente. Curiosas también resultan las Galerías St Hubert, la primera calle comercial cubierta de Europa, y la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, famosa internacionalmente por sus coloridas vidrieras. Para disfrutar de una bonita vista panorámica hay que dirigirse hacia el mirador del Palacio de Justicia, aunque de camino recomendamos disfrutar de un chocolate caliente y un gofre en alguna de las muchas cafeterías con encanto que ofrece este barrio.

    Otro de los emblemas de Bruselas es el Atomium, ubicado en el barrio de Heysel. Con más de 100 metros de altura y 2.400 toneladas de peso, esta estructura de acero y aluminio acoge importantes exposiciones durante todo el año y recibe visitas de todo el mundo desde que fue construida en 1958 para la Exposición Universal.

    Lovaina, la ciudad de los jóvenes

    Bélgica 3Tras pasar unos días recorriendo las calles de Bruselas y disfrutando de su atmósfera cosmopolita, nuestra próxima parada será la localidad de Lovaina, situada a aproximadamente 30 kilómetros de Bruselas hacia el este, por la carretera E40. La ciudad tiene una importante universidad, en la que impartió clases Erasmo de Rotterdam, que llena las calles y las plazas de jóvenes alegres y divertidos. En Lovaina también recomendamos visitar el Grote Markt o Plaza Mayor, en la que destacan varios edificios del siglo XV, la Iglesia de San Pedro y el pintoresco Ayuntamiento, considerado una obra maestra del gótico brabantino. Toda esta zona está cerrada al tráfico, por lo que habrá que olvidarse de utilizar la autocaravana para desplazarse por aquí. Después de visitar los monumentos más representativos de la localidad, aconsejamos descansar en una terraza y disfrutar de la cerveza típica de Lovaina: la Stella Artois.

    Gante y Brujas, las joyas occidentales

    Nuestra próxima parada es Gante, la ciudad flamenca con mayor número de edificios históricos. Los más representativos de la localidad son las tres torres de la Catedral de San Bavón, la Atalaya o Belfort y la Iglesia de San Nicolás. Conviene visitar cada uno por separado, pero para fotografiar las torres en su conjunto, aconsejamos ir hasta el puente de San Miguel. En la Catedral se esconde un imprescindible: el políptico de «La Adoración del Cordero Místico», realizado por Jan Van Eyck. Después de deleitarse con él, merece la pena acercarse hasta el Castillo de los Condes, construido en el S. XIII, y el barrio del Patershol, en el que destacan los callejones estrechos y empinados. Los amantes de la arquitectura no pueden dejar de ver las otras cinco abadías de Gante, mientras que los apasionados de los museos deben reservar al menos un día para conocer a fondo el SMAK o Museo de Arte Contemporáneo, el Museo del Diseño y el Museo Etnológico.

    Bélgica 6La última parada de nuestra ruta por Bélgica será Brujas, cuyo paisaje recuerda a los cuentos infantiles de Disney. Los canales que atraviesan la localidad, las calles empedradas y los puentes llenos de magia dotan a Brujas de un ambiente romántico que conquistó a la UNESCO en el año 2000, cuando declaró la ciudad Patrimonio de la Humanidad. Aunque merece la pena visitar la Plaza Mayor, el Beaterio, la Basílica de Santa Sangre o el monumento Atalaya, símbolo de la libertad y autonomía de Brujas, la mejor forma de descubrir los rincones secretos de la ciudad es perdiéndose entre sus calles. Eso sí, antes de regresar hacia España aconsejamos dar un paseo en barca por alguno de sus canales, una experiencia inolvidable para los más románticos.