Al margen del sol y la playa, Alicante ofrece paisajes sorprendentes y pueblos llenos de encanto e historia, que con el calor del verano no apetece visitar pero que son una auténtica maravilla para descubrir en otoño.
Uno de los pueblos más pintorescos de Alicante es Guadalest, una pequeña población medieval que ha sabido mantener su encanto a lo largo de los años. La entrada a su casco histórico se hace a través de un túnel que atraviesa la roca de la montaña sobre la que está construido el castillo. Además de sus laberínticas calles empedradas y su castillo, desde lo alto del pueblo se puede contemplar uno de los lugares más bonitos y desconocidos de toda la provincia, el embalse de Guadalest.
A solo 12 km de Guadalest está Polop de la Marina, otro pueblo lleno de encanto. Desde la carretera se distinguen sus casas con tejados rojizos aglomeradas entorno al cerro. Entre todos sus tejados sobresale el campanario de la iglesia de San Pedro, y un poco más arriba los pocos restos que quedan del castillo. Otro de los atractivos de Polop es su famosa fuente de los chorros que tiene 221 caños con escudos de los pueblos de la provincia. En este pueblo también se encuentra la casa del escritor Gabriel miro que aunque nunca vivió aquí, veraneo durante su infancia.
El siguiente pueblo que recomendamos visitar es Finestrat, a solo 18 km de Polop de la Marina. Está situado a los pies del Puig Campana, que con sus 1410 metros de altitud es uno de los puntos más emblemáticos de la Costa Blanca.
Algo más alejado se encuentra Agost a solo 18 km de la ciudad de Alicante. Además de su casco histórico destacan los paisajes que lo rodean, reconocidos a nivel europeo como LIC (Lugar de Interes Comunitario). La alfarería de Agost es muy popular y a día de hoy todavía siguen produciendo piezas de gran valor artesanal.
Para dormir os recomendamos hacerlo en alguno de los campings de Alicante. Ya que el clima suave de la región hace que sea muy agradable disfrutar de este tipo de viajes durante el otoño.
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